La respiración es un proceso biológico propio de los seres vivos, cuyo objetivo es mantener activo nuestro organismo (por lo tanto, vivo) a través del intercambio de dióxido de carbono por oxígeno.
La respiración es un acto que practicamos de forma involuntaria y a menudo de manera inconsciente. Muchas veces no se le da demasiada importancia, puesto que es evidente, que, si no respiráramos, estaríamos muertos. Sin embargo, lamentablemente aún hay muchas personas que desconocen, por la educación recibida, que trabajándola de forma consciente e incluso alterándola de manera voluntaria, puede aportar a todo nuestro ser indudables e infinitos beneficios.
La respiración no solo es nuestro soporte fundamental, el mecanismo que moviliza nuestros recursos energéticos y nos permite vivir. También es nuestro medio de comunicación más importante, en el sentido más amplio del término, nos pone en contacto con lo externo: al inspirar tomamos aquello que nos rodea y al espirar devolvemos lo que hay dentro de nosotros. Depende de como la utilicemos tendremos una relación más profunda, honesta y auténtica con lo que sucede en nuestro rico mundo interno y de ello dependerá también, como nos relacionemos con cuanto nos rodea. No es extraño, por tanto, que modificando conscientemente la respiración cambie la forma de relacionarnos con lo exterior y con nuestro interior.
La respiración, nos abre, literalmente, la puerta a otros mundos, o si se prefiere a otras formas de percibir la realidad, que llamaré de forma genérica Estados Expandidos de Consciencia. Esto es algo que la tradición yóguica y tántrica conoce desde hace milenios y ha desarrollado toda una serie de técnicas que denominamos pranayamas, que permiten al practicante relajarse, purificar órganos y centros energéticos, modificar parámetros fisiológicos como la temperatura corporal, presión sanguínea, concentraciones hormonales, etc., solo por poner algunos ejemplos muy básicos y que tienen su correlato interno: los mencionados cambios de percepción de la realidad.
Al experimentar que, simplemente cambiando la forma de respirar, cambia la forma de percibir “la realidad” y de vivir en el mundo. Podemos observar, como resultado de la misma respiración, especialmente cuando ésta es catártica, que las personas fácilmente experimentan reacciones físicas totalmente nuevas y distintas a las vividas hasta el momento, y si no reprimimos las sensaciones y emociones asociadas a esa experiencia y permitimos el viaje que a través de ella deviene, descubriremos una nueva realidad de ser, existir y sentir.
Me gustaría aclarar, que no solo por respirar rápido se accede a estos estados expandidos de consciencia, la respiración, es solo una de las partes del proceso: el propulsor. Los otros factores son el contexto (cultural, ritual, religioso, etc.) y el propio individuo. La correcta combinación de estos tres factores es lo que determina la experiencia. Por poner un ejemplo muy sencillo, es como decir que la gasolina mueve un coche. Sí, esto es cierto, pero hay otras variables que son tan o más necesarias, como es: meter (la gasolina) en el lugar correcto (el depósito), del tipo que necesita el vehículo en concreto y que haya al volante una persona capacitada para poder conducir.
Sin lugar a dudas, distintas Tradiciones y Escuelas permiten que una persona mínimamente preparada pueda hacer mediante la respiración, un uso evolutivo y sanador de estas técnicas impulsoras, que sin lugar a dudas pueden transformar nuestra realidad y experiencia vital.
La invitación es, para ti, que me estás leyendo ahora, respirar de forma más consciente, incluso en caso de ser necesario, ponerte recordatorios, del tipo: ¡RESPIRA! para hacer de esta herramienta, la respiración, algo más que un modo para sobrevivir, una oportunidad para crecer.
Amerai Carrera

Terapeuta, facilitadora y formadora con experiencia establecida en Tantra, Neotantra y Sexualidad Consciente. Te acompaño a que conectes con tu auténtica esencia y te guío en un viaje mágico y sanador a lo más profundo del ser.
Te ofrezco mi guía por un camino ya vivido, por una senda que conozco y en la que te doy la mano.