La abundancia y el poder a menudo se ven íntimamente ligados a lo material y al posicionamiento social, económico y cultural. Sin embargo, no surgen de lo externo, ni de cuanto poseemos, ni del control ante personas y/o situaciones. Al contrario, todo eso puede esclavizarnos. Cuanto más reducimos nuestra dependencia del entorno y de las expectativas, más libres podemos ser dando prioridad a otros valores.
Para ello uno debe responsabilizarse de su propia mente y del interminable diálogo interno. Si nuestros pensamientos están continuamente en la queja, el juicio o la crítica, será más probable que vivamos desde la tensión y el esfuerzo, y usemos erróneamente nuestra energía vital sólo para tirar adelante. Esto nos suele llevar a un sentimiento de escasez donde nada es suficiente para vivir con plenitud.
Para ello es imprescindible abrirnos al cambio. Y este cambio siempre se produce desde dentro. Donde conectamos con una fuerza interna que es mucho más potente que la física. Y que nos permite alejarnos del autoengaño de creer que el otro cambiará por nosotros, que los demás son la causa de nuestra felicidad o infelicidad. Es más sencillo focalizar nuestra atención en la propia transformación.
El cambio viene de la impermanencia, ésta es nuestra naturaleza. El ser humano suele mostrar resistencia a su propio desarrollo porque tiene miedo. Sin embargo, tenemos tendencia a sufrir por algo que ni siquiera es real. Y seguimos luchando contra lo inevitable, que es evolucionar conscientemente, desbordados por el temor que nos supone tener la capacidad de crear.
No podemos eludir ni la transitoriedad, ni el cambio. Sin embargo, podemos escoger qué dirección queremos tomar. Partiendo de la base que desde el cambio nace la posibilidad de algo nuevo.
Cuando me abro a la variación, me abro también al momento presente, suelto el pasado sin dolor ni nostalgia y suelto la expectativa de futuro. Desde aquí me siento liviana, más honesta conmigo y con los que me rodean, sin promesas que se conviertan en decepciones y frustraciones. Desde la transformación todo es posible, un lienzo en blanco se abre para que la vida me siga sorprendiendo y pueda seguir aprendiendo desde la humildad del no saber.
Sólo es posible vivir en la impermanencia sin sufrir, a través del amor. Cuanto más amo, más libre me siento y menos dependo de lo que me rodea, porque no amo desde la necesidad. Para que el cambio se produzca desde la consciencia y no desde la reacción fruto de la acción, debemos transformar la hostilidad, la envidia y la ira en dulzura, paz interior y mucha compasión.
Cuando dejo de obsesionarme por las cosas que acaban o empiezan o por temas como la economía, mi respiración se vuelve tranquila, armoniosa y soy capaz de sentir este agradecimiento profundo de ser y estar. Me fundo con la naturaleza y me reencuentro con mi propia esencia. Y la magia me invade en el momento en que me siento totalmente ligera de equipaje. Conecto con mi propio biorritmo, dejo ir el control, la prisa y la impaciencia, y cosas maravillosas suceden y me muestran que éste es el camino en el cual no hay duda alguna. Me siento más pura, más libre.
Cuando me permito pasar tiempo conmigo misma y me divierto del no hacer, siento en todos los poros de mi piel, una felicidad y energía rebosantes, abrumadoras, como las olas del mar que van y vienen, que traen y se llevan. Es en esa transitoriedad donde mi alma se expande. El poder está en mí, la fuerza está en mí. Sólo yo tengo la llave para encontrar la paz, el sosiego y el equilibrio de mi cuerpo, sin responsabilizar ni culpar a nadie. Me abro a estar en mí.
Me ocupo de ayudar a mi mente a que se despreocupe, me ocupo de que cada situación sea una oportunidad de crecimiento, me ocupo de no conformarme y de seguir buscando lo que ya sé que está en mi interior aunque a veces me pierda en el otro o en los quehaceres del mundo ordinario que, sin lugar a dudas, a mí también me atan y me encarcelan, pero sobre todo me ocupo de saber qué cosas me benefician y me ayudan a tener una mayor comunicación y conexión con una parte más elevada de mí, a reencontrarme desde la consciencia.
Escucho a mi cuerpo cuando me habla y a mi emoción cuando siente. Le doy espacio a mi pensamiento, pero trato de desapegarme sabiendo que en cada momento todo puede variar. Y recuerdo que ya todo está escrito, que las cosas no dependen de mí. Confío y abrazo lo que sea que esté por venir.
Cuando experimento desde mi interior que no necesito nada ni a nadie, una inmensa calma me invade, una ancha sonrisa se dibuja en mi rostro. Y sé, desde un lugar certero e incondicional, que todo es como tiene que ser, que no hay que modificar nada, que todo está, nace y acaba en mí.
En estos momentos de iluminación, sé que ya no hay necesidad de ir a ninguna parte, siento que ya estoy donde tengo que estar y con quien tengo que estar. Cerca del latido de mi corazón. Agradezco, agradezco y sólo puedo agradecer.
Amerai Carrera

Terapeuta, facilitadora y formadora con experiencia establecida en Tantra, Neotantra y Sexualidad Consciente. Te acompaño a que conectes con tu auténtica esencia y te guío en un viaje mágico y sanador a lo más profundo del ser.
Te ofrezco mi guía por un camino ya vivido, por una senda que conozco y en la que te doy la mano.