¿Soy consciente del movimiento de mi respiración, de mi mirada, de mis pensamientos, de mis patrones conductuales repetitivos, de los dedos de mis pies, de mi emocionalidad, de las partes de mi cuerpo donde hay tensión, del espacio que ocupo, de los sonidos externos y de lo que me rodea al mismo tiempo? O me pierdo en el pasado y/o en el futuro continuamente?
En nuestra cultura, muchas veces tratamos de evitar saltarnos la etapa de profundizar en nuestra consciencia, ya que desde pequeños no se nos ha educado con esta herramienta: de “darnos cuenta “ni de estar plenamente “presente en el aquí y ahora”. Se nos ha mantenido muy ocupados en el colegio (memorizando, y desarrollando el hemisferio izquierdo y el intelecto), en hacer deportes o extraescolares, en tener un trabajo y ser exitosos, en disponer de un vehículo externo como el coche, o una casa, en ser educados, en adaptarnos a las demandas y necesidades de lo que nos rodea. Y muchas veces, nos es más fácil seguir distraídos por los infinitos continuos quehaceres del día a día, por las redes sociales, la televisión, etc. y así seguir identificados con el ego y los personajes que ya conocemos.
Y vamos creciendo, día tras día, mes tras mes y así pasan los años y nos volvemos adultos, y muchos adultos, especialmente hombres, aunque también las mujeres del siglo XXI sienten que no están desarrollando todo su potencial, que hay un desgaste interno, y un sentimiento de movernos en un movimiento circular aunque por momentos parece un especie de bucle y da igual cuanto sean tus logros, enredados en este constante “hacer”, medimos el momento siguiente por nuestra capacidad de tener éxito o haber fracasado, la vida se vuelve una constante carrera, objetivo tras objetivo, tratando de saber como puedo ganar más dinero, ser más profundo, el pensamiento es cómo puedo hacer esto mejor, cómo puedo ser más iluminado, como puedo ser mejor amante, la verdad es que todos tenemos condicionamientos, patrones heredados de mamá, papá, el colegio, nuestras ancestros, el sistema, etc…y vamos la capacidad de simplemente ser y estar sin tener que hacer y empieza a aparecer una desconexión con tu verdadero ser, perdiendo espontaneidad, alegría, creatividad y ganando en tensión, hostilidad y estrés . Llega un momento que la balanza puede que esté descompensada y te sientas perdido, apático y abatido…sin embargo no puedes parar…debes…tienes que…
Por todo esto, nos toca a los que estamos en este camino de transformación y continuo aprendizaje vital, aprende a escuchar y utilizar nuestro cuerpo como si fuera un instrumento. Nuestro cuerpo puede ser un aliado, el vehículo principal desde donde poder reconectarnos y transformar todo lo que sucede, ya que prácticamente todo pasa por el cuerpo, aunque a veces estemos despistados, menos atentos a sus necesidades e incluso dormidos o insensibilizados.
Muchos maestros de tantra tradicional como Carlos de León y Sadhguru hablan de la tecnología del cuerpo, la tecnología que hay en tu cuerpo, aunque a veces está oculta, ya que no prestamos demasiada atención a las herramientas que gracias a él podríamos disponer. A medida que invertimos tiempo y energía en descubrir que hay en nuestro interior podemos progresar, igual que lo hacemos tecnológicamente hablando con los aparatos. Quien nos iba a decir que a través de un aparato móvil podríamos disponer de: equipo de música, cámara de fotos, escáner, ordenador, reloj, cronómetro, grabadora, etcCuando apelamos al Tantra y a su sabiduría, estamos en realidad aprendiendo a descubrir y manejar las herramientas que están a disposición desde nuestro interior, a través del cuerpo físico, mental y emocional, traemos lo que está oculto en nuestro cuerpo para poder actualizar y renovar nuestra propia energía vital.
Muchas personas, todavía, cuando oyen hablar de Tantra, siguen pensando en el sexo, los genitales. Y aunque si que usamos el cuerpo, también usamos la cabeza y la mente. Aprender a utilizar tu cuerpo y la energía detrás de él, será una de las mejores inversiones que podrás hacer a lo largo de tu vida.
Desarrollar la capacidad de tu propio organismo es el camino de la mano derecha, sin necesidad de utilizar el material externo, sin lugar a dudas te sentirás más confiado, seguro, auténtico y pleno.
El Tantra empieza por uno mismo, que lo importante del día a día no tape lo esencial de la vida, y lo esencial no puede ser vivido mañana, es hoy.
¡Sino sabes como empezar, cuenta con nosotros!
Amerai Carrera

Terapeuta, facilitadora y formadora con experiencia establecida en Tantra, Neotantra y Sexualidad Consciente. Te acompaño a que conectes con tu auténtica esencia y te guío en un viaje mágico y sanador a lo más profundo del ser.
Te ofrezco mi guía por un camino ya vivido, por una senda que conozco y en la que te doy la mano.