Algo se transforma en nuestro interior cuando nos adentramos en una relación más íntima con otra persona. Ahora somos dos, no estamos solos. Y, a veces, en la decisión de estar más o menos disponibles, experimentamos el abandono de nuestro centro perdiéndonos en el otro.
Surge entonces, en algunos casos, el miedo a la dependencia, a olvidar nuestra propia libertad.
Y, por este motivo, generamos resistencias a entregarnos, a darnos y/o a transformarnos.
Es importante saber valorar en qué nivel está nuestra vitalidad, entender desde dónde compartimos y entregamos. En el tantra aprendemos a escucharnos desde dentro, a respetarnos y a aceptarnos. Y en esa medida, sólo en esa, podremos también escuchar y respetar al otro.
Cuando damos sin esperar nada a cambio, cuando compartimos sin buscar un resultado concreto, suceden las maravillas de lo inesperado, los regalos del amor y de la compasión.
En el tantra trabajamos el cuerpo físico y en qué medida unos penetramos en otros constantemente en lo íntimo y en la sexualidad. Pero también tratamos de ser conscientes de cuánto estamos dando a nivel energético.
¿Doy para compensar lo que no tengo?
¿O doy porque me siento libre, porque nadie me reclama ni espera que sea diferente a lo que soy en cada momento?
Por eso, en las relaciones de cualquier tipo, pero especialmente en las íntimas, es imprescindible tomar tiempo y espacio para uno mismo. Para poder vivir esa comunión íntima desde una transformación sagrada que nace desde la fluidez, desde la aceptación, desde lo natural. Y no vivir esta unión como una destrucción personal, ni una pérdida de identidad, ni una traición hacia lo que uno es.
Y yo, así lo vivo a través de mi cuerpo, que es el que me guía incesantemente.
Cuando siento tensión en mi mandíbula, o mi estómago está hecho un nudo, o cuando hay alguna agresividad energética aunque sea pasiva, me asaltan las alarmas. Y me pregunto si yo quiero realmente estar en esa vibración energética y física o si, por el contrario, mi sentir me está diciendo que algo se está forzando, que éste no es mi camino.
Me ha costado muchos años aprender a escucharme a mí misma, aprender a calibrar cuán disponible estoy para intercambiar fluidos, sentimientos,
pensamientos. Es algo a lo que ahora ya no puedo renunciar, lo entiendan o no los demás.
Es necesario ser fiel a nuestros tiempos y a nuestros espacios para encontrar el equilibrio. Primero dentro de uno, para después podernos acercar al otro desde un lugar de vulnerabilidad, de apertura, disponibilidad y amor.
Es algo que no es tangible, pero no imposible.
Esta capacidad de relacionarnos desde la libertad, desde el sentirse pleno, sin ser responsables del dolor o la felicidad del otro, y sin dejar que los demás sean responsables de nuestros altos y bajos, conlleva mucho esfuerzo personal.
Conlleva sentir que hay un lugar en el mundo al cual pertenecemos, no a través de nuestra pareja, o de nuestros hijos, o de nuestro trabajo, o de nuestras relaciones de amistad. Conlleva un trabajo muy íntimo. Primero con nuestra madre, como mujer. Y después con nuestro padre, el primer hombre en el cual nos reflejamos y a través del cual crecemos.
Y éste es un camino que nadie puede hacer por nosotros.
Para mí, es un viaje maravilloso que me ayuda a tomar consciencia de dónde estoy, cómo me vinculo y hacia dónde quiero ir en cualquier tipo de relación. Me permite construir el futuro desde mi momento vital presente, de paz, de equilibrio, de serenidad, de tranquilidad, de templanza. Y respiro. Y percibo que, tal vez, ese es mi único objetivo en la vida: el poder estar el mayor número de momentos posibles en este estado de amor y dicha interior para poder fundirme con el exterior y poder soltar lo que no es mío, lo que no me pertenece o lo que no me conviene en cada momento.
Namasté.
Y en este camino, que no siempre es de rosas, aprendo a poner límites, aprendo a vivir el ahora, a recolocar el pasado, a sanarlo, a ser compasiva con lo vivido y a fluir en el momento presente. Y me abro a lo que el futuro me tenga preparado.
Amerai
Te puede gustar leer:
Cursos que te pueden interesar:

Terapeuta, facilitadora y formadora con experiencia establecida en Tantra, Neotantra y Sexualidad Consciente. Te acompaño a que conectes con tu auténtica esencia y te guío en un viaje mágico y sanador a lo más profundo del ser.
Te ofrezco mi guía por un camino ya vivido, por una senda que conozco y en la que te doy la mano.