Julio 2017.
Querido padre,
Yo no tengo hijos, pero hoy, estando contigo, he podido percibir la felicidad que puede llegar a sentir un creador de vida, algo inconmensurable. Te veo recoger los frutos de tu creación a corazón abierto, suspiro profundamente y me postro ante ello desde mi más sincera humildad.
Honro al padre que hay en ti y te agradezco lo recibido hoy y siempre.
He pasado contigo once preciosas horas de risas, abrazos y llantos, y he percibido mágicamente una de las mayores recompensas del haber dado la vida. Me dices que cada paso mío es también un aprendizaje tuyo: aceptación, respeto, amor sincero, amor sin límites. Ahora sé que puedo contártelo todo y que, tras años de trabajo personal para irnos recolocando, tras necesarios paréntesis de silencio, te has convertido finalmente en uno de mis mejores amigos.
Recolocarme ante ti me permite a la vez dejar de buscarte en otros hombres y encontrarme al fin contigo, conmigo y con ellos de forma complementaria. Solo desde aquí puedo honrar por fin a mis ancestros masculinos, creando la unidad.
Yo soy porque tú eres, porque mi madre es, y debo muchas de mis virtudes a todo aquello que consciente o inconscientemente me habéis ofrecido a lo largo del camino. Siempre he luchado y encarado mi vida para que sea como es hoy: auténtica y libre, llena de amor, respeto y aceptación, sin límites ni miedos, incondicional, transparente. Me dices que hasta ahora dudabas de que la vida pudiese vivirse así, como yo la estoy viviendo, y que ves en mí lo que no te atrevías a soñar; me reconoces estar demoliendo tus creencias y superando tus limitaciones.
¡Qué gran regalo para los dos!
Si el día de mañana uno de los dos desaparece no nos habrá quedado nada que decir, nada pendiente quedará entre nosotros. Nos iremos en paz y con el corazón abierto, sanados, con admiración y orgullo mutuos, desde el respeto recíproco y sin necesidad de despedida. Esta sensación tan libre y clara es una gran satisfacción difícil de expresar con palabras.
Al final del día me has confesado:
«Hija, no olvidaré nunca lo vivido y sentido hoy a tu lado».
Te aseguro, papá, que también yo atesoraré este recuerdo como uno de los momentos más intensos de mi vida.
Gracias.
Amerai Carrera

Terapeuta, facilitadora y formadora con experiencia establecida en Tantra, Neotantra y Sexualidad Consciente. Te acompaño a que conectes con tu auténtica esencia y te guío en un viaje mágico y sanador a lo más profundo del ser.
Te ofrezco mi guía por un camino ya vivido, por una senda que conozco y en la que te doy la mano.