Tu cuerpo, aliado o enemigo

Cada vez son más las personas que acuden a mí en busca de ayuda. Me atrevería a decir, desde la admiración y la devoción, que últimamente son más los hombres que las mujeres quienes comparten conmigo, a nivel individual, vivencias pasadas no trabajadas que en el presente siguen teniendo un efecto directo y un impacto a veces indirecto en otros aspectos de su vida. Lo cual afecta de manera negativa a su salud mental, emocional, energética, física y sexual. Haciendo de la vida, en algunas ocasiones, un sin sentido a nivel de autoexploración y reconocimiento personal, un profundo vacío interior, un sentimiento de estar perdido o desubicado internamente, un anhelo de conexión con uno mismo, una necesidad urgente de encontrar la motivación e ilusión por vivir la vida desde otro lugar que no sea la presión, la exigencia y el estrés. Buscando soluciones, ayuda y consuelo para poder afrontar los retos del día a día, con mayor serenidad, apertura y equilibrio interior.

Creo que es un gran momento de introspección y autorresponsabilidad a nivel planetario. No hablo de los hombres, ni de las mujeres. No hablo de las diferencias ni similitudes que hay entre nosotros. Hablo del ser humano en general, de un momento de crisis transpersonal y de una búsqueda incesante y totalmente necesaria de lo que realmente es cierto dentro de nosotros, aprendiendo a buscar el poder y el reconocimiento en uno mismo, sin tantas florituras ni ornamentos. Dejando atrás lo que está obsoleto, sin necesidad de tener que seguir impresionando al mundo, de demostrar que somos suficientemente buenos para ser amados por lo que somos, no por lo que hacemos.

Una ruptura emocional, el estrés laboral, la enfermedad, conflictos familiares o temas no resueltos…, son aspectos que, sin duda, tienen un gran impacto en nuestra energía vital y, por tanto, en nuestra sexualidad. Es fundamental poder ponerles palabras a nuestros sentimientos para poder gozar de relaciones más profundas en un contexto de intimidad.

Mi experiencia es que no es suficiente con la observación de los hechos. El uso verbal y el raciocino de lo que nos sucede, son sólo la primera fase, que además muchas veces se convierte en un bucle, en más mente, obsesión y menos transformación.

La experiencia me demuestra que gran parte está en el cuerpo, demasiadas veces olvidado por uno mismo. Cualquier evento, gozoso o doloroso, tiene un impacto en nuestras células, en nuestro cuerpo. Se nos encoge el corazón, nos tiemblan las piernas, apretamos los puños o las mandíbulas, cortamos la respiración, la mirada se ofusca y nuestro estado de ánimo es más bien hostil y parece que vayamos pisándonos los talones a nosotros mismos. Todas estas reacciones son mensajes, gritos del cuerpo y de nuestra alma que normalmente solemos ignorar. Solemos tratarnos como objetos, como si nuestro cuerpo tuviera un piloto automático y siempre funcionara igual. Perdiendo, de esta manera, sensibilidad. Y lo que es peor, capacidad de autorregulación y equilibrio.

Embriagados por lo que sucede a nuestro alrededor, muchas personas se colocan en lo último de su lista de prioridades y así vamos a la carrera de metas y objetivos marcados por una sociedad cada vez más impersonal. Muchos me preguntan qué es esto del Tantra o de la Sanación sexual. Precisamente es esto, dar salida a este diálogo del cuerpo, ser capaces de escucharnos, de permitirnos liberar los bloqueos y abrirnos a nuestra verdadera esencia, relajarnos, soltar, permitir, fluir y sentir. Y la mente, la mayor parte de las veces, es una barrera para ello, una lucha con nuestro propio ego y nuestros condicionamientos.

El trabajo a través del cuerpo y la energía son nuestros mejores aliados. El cuerpo y sus sensaciones es lo único que tenemos aquí y ahora. La escucha y la suave relación con él es la mayor apuesta de relación a largo plazo que podemos mantener. Para ello estamos a su disposición.

Amerai Carrera

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