Construyendo relaciones responsables

Me preocupa la velocidad con la que vivimos. Subsistimos en la era de las relaciones rápidas y fáciles. Las redes sociales y las páginas de contactos, aparentemente útiles y positivas, nos ofrecen nuevas oportunidades sin salir de casa.

Sin embargo, tengo la sensación de que los avances tecnológicos conllevan un riesgo, el de la colección uniones virtuales superficiales sin intenciones profundas que quedan abiertas y que, en algunas ocasiones, tal vez podrían llenar de forma equívocada nuestros vacíos.

Creo que nos hemos acomodado en un mundo de reposición, donde incluso las personas son sustituibles. Queremos conseguirlo todo con rapidez. Todo sucede muy deprisa. Y siento que pasamos por alto la importancia de forjar una buena base en nuestros enlaces con otros individuos.

Me inquieta que nos podamos perder muchos detalles maravillosos de las conexiones interpersonales.  Que nos olvidamos de sentir de forma pausada el momento presente con todos sus matices.

Que invirtamos el tiempo en asuntos poco humanos y acabemos entrando en un bucle de uniones monógamas, saltando de una a otra cuando las cosas dejan de ser fáciles. En este caso nos veríamos impulsados ​​a cerrarnos más en nosotros mismos.

A bloquearnos más. Y a vestirnos con escudos para tratar de protegernos y evitar el sufrimiento. Permitámonos sentir y desprendernos de tabús, culpas y vergüenzas.

Y así, ser capaces de liberar nuestra verdadera esencia, nuestro verdadero ser .

Confío en la importancia y la necesidad de crear vínculos afectivos entre nuestros semejantes. Sí, sin duda, mantener relaciones sexuales con alguien crea apegos que deberían ser siempre saludables.

Es decir, no desde la peligrosa codependencia, que lo único que nos proporciona es necesidades e infelicidad, sinó desde el crecimiento individual y colectivo.
Comprometámonos, pues, a trabajar conscientemente en lograr un equilibrio entre este apego y el desenfreno en la forma de vivir, tan pasional
y fugaz.

Nos merecemos construir relaciones responsables. Y ser, por encima de todo, honestos, transparentes y respetuosos, con nosotros mismos y con los demás. Tanto en nexos afectivo-sexuales exclusivos como poliamorosos.

Esforcémonos en aprender a dar y recibir. A comunicarnos y a confiar. A encontrar un armoniosa compensación entre el saber entregarnos y el saber acoger. 

Desde mi experiencia he aprendido la importancia de cerrar ciclos y no dejar las relaciones abiertas porque dejan amarres que no nos dejan avanzar, que nos sujetan a un pasado que ya no existe .

No es justo ni saludable dejar al otro esperando y haciendo suposiciones.

Energéticamente, la espera desgasta. Es insana. Y genera un sentimiento de falta de pertenencia que nos desubica y desestabiliza. Nada debería quedar pendiente. Pongamos energía y un esfuerzo cuidadoso en finalizar etapas cuando una de las partes o las dos, ya ha tomado una decisión a nivel emocional. 

Quedar y estar en paz con todo define una autenticidad en estado puro. Exige una dedicación diaria. Y que seamos compasivos (con-pasión).

Superando cualquier miedo a la temida soledad.

Nada tengo pendiente. Estoy en paz.

Amerai 

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